Ayer, 13 de Enero,  se conmemoró el Día Mundial de la Depresión.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión es un importante problema de salud pública que afecta a unos 120 millones de personas en el mundo, de los que menos del 25% tienen acceso a tratamientos efectivos. Es más, según algunas estimaciones, la depresión pasará a convertirse en el año 2020 en la segunda causa de discapacidad, después de las enfermedades cardiovasculares.

En particular, el Trastorno de Depresión Mayor es una enfermedad mental que se caracteriza por la pérdida de interés o de placer en actividades anteriormente consideradas agradables y en un bajo estado de ánimo persistente durante un periodo mínino de 2 semanas.

Además del bajo estado de ánimo y la perdida de interés, la depresión suele estar acompañada por una serie de síntomas cognitivos, conductuales, emocionales y físicos que perjudican gravemente la vida de la persona afectada (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, DSM – 5).

El trastorno de depresión mayor puede afectar a personas de cualquier edad, condición económica, nivel educativo o cultural y suponen un gran coste para el individuo, la familia, el sistema sanitario y la comunidad en general.