Antes las diferentes formas de percepción de los problemas tanto personales como sociales, van apareciendo nuevos métodos de intervención que dan lugar a la evolución en las formas de trabajo llegando a conseguir importantes resultados en el proceso rehabilitador en personas que padecen enfermedades crónicas como es el caso de los trastornos mentales graves.
Actualmente se le está dando mucha importancia a los programas en los que se interviene directamente con el usuario en su entorno próximo y que por tanto, se llevan a cabo allí donde realmente surge o se tiene el problema. Estos programas son los denominados comúnmente programas de acompañamiento terapéutico o de apoyo social comunitario. En nuestra entidad contamos con un programa de estas características y en el que vemos los avances obtenidos que son muchos e importantes aunque todavía queda demasiado por andar ya que la financiación es escasa para hacer frente a lo que estos programas requieren tanto a nivel profesional como material.
Estos programas se llevan a cabo sobre todo en el ámbito donde la persona presenta más dificultades en su día a día bien sea en el ámbito comunitario como en el ámbito personal o familiar siendo importante intervenir en todos ellos para llegar a una atención e intervención integral de los problemas de la persona.
Son programas individualizados en los que se trabaja de manera integral y que se pretende favorecer la continuidad de las personas con enfermedad mental en su entorno a través del máximo desarrollo de su autonomía personal. En el caso del colectivo de enfermedad mental, suelen presentar consistentes dificultades en áreas básicas de la vida diaria, en el seguimiento de los tratamientos, en la continuidad de la atención socio sanitaria, en el acceso a los dispositivos y recursos para la integración social, en la participación de actividades en la comunidad, o con grave riesgo de padecer estas dificultades a corto o medio plazo.
Para todo ello es importante planificar unos objetivos a corto plazo con la persona e ir poco enfrentándose a los problemas y poder ir superando todos los obstáculos y así llegar a una integración plena en la comunidad y en el ámbito familiar.
El acompañamiento pasa a ser un método de intervención en los procesos de inclusión.
Acompañar…es la práctica cotidiana, en parte terapéutica, en parte educativa, en parte social, de un recurso de atención concebido, pensado y practicado justamente con el acompañamiento como eje central de su organización y de su sentido de ser. (Israel Alonso, Jaume Funes)
Debemos entender el acompañamiento como una puesta en marcha para que una persona con una dificultad concreta comience a educarse o reeducarse en el desenvolvimiento de las actividades que abarca la vida cotidiana.
Por ello debemos entenderlo como un instrumento básico en un proceso de cambio personal e instrumento básico en un proceso de integración social, laboral o personal que nunca se ha experimentado o que por el contrario lo hubo pero se perdió.
Por tanto, acompañar lo entendemos con la acción de caminar al lado de una persona, compartiendo parte de su día a día. Hay que entender el acompañamiento como la acción de COMPARTIR, nunca adoptando el rol de protector o evitador de…”algo problemático”. Hay que educar, enseñar, orientar… pero la persona debe experimentar el sentido de sus decisiones que pueden ser erróneas o por el contrario acertadas.
El profesional es un acompañador de su camino que no debe de pasar del ahogo ni llegar al abandono.
Por tanto, la importancia en la acción de acompañar y del sentido de compañía, es la deducción final de que las personas no llegarían al mismo punto ni obtendrían el mismo resultado en su evolución sin esta forma de ayuda.
Almudena Cintas
Trabajadora social de ASAPME Bajo Aragón
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